FÁBULAS para pensar en la Flexibilidad

viernes, mayo 17, 2013

LA RANITA VERDE
Cerca de un caserío, las lluvias formaron una gran charca. En ella buscó refugio la mamá de Ranita verde y todos sus hermanitos.
Una mañana tibia y soleada salió de la charca la ranita verde. Su piel era tan verde que brillaba con los rayos del sol y estaba tan linda que hasta ella se encontró hermosa cuando se vio en el espejo del agua. Entonces pensó que bien merecía tener una vida alegre y despreocupada. No trabajaría más, ni siquiera para ayudar a su familia.
Saltando y saltando se acercó a un árbol donde un pájaro carpintero trabajaba muy duro. Él abría un hueco en el tronco.
- ”¿Quieres jugar amigo?”, le dijo la ranita verde
- ”Imposible Ranita verde”, contestó el pájaro carpintero, “debo quitar los gusanitos que hacen daño a este árbol amigo, hay otros momentos para jugar.”
- ”¡Cuánto lo siento, para luego es tarde!” respondió la ranita verde, “porque te pierdes una gran diversión, allá tú que eres tan bobo que solo piensas en trabajar.”
- “Te equivocas ranita, respondió Carpintero, “si en este cuento hay algún bobo, esa eres tú, si piensas vivir sin trabajar, tu no sabes que el que no trabaja no come.”
Pero la ranita no oyó el consejo del pájaro carpintero, y siguió su camino diciendo que el carpintero estaba equivocado y que la razón la tenia ella, pues la vida es para gozarla.
Saltando y saltando llegó hasta una campanilla blanca. En la campanilla había una abeja.
- “¿Quieres pasear?”, le preguntó la ranita
- ”Imposible”, le respondió la abeja.”Debo sacar todo el dulce de esta flor para llevarlo a mi colmena, pasearé más tarde.”
- ”¡Cuánto lo siento!, tú te lo pierdes, ya te pesará, pues la vida es para gozarla”, dijo la ranita a la abeja.
- ”Espera un momento Ranita”, le dijo la abeja, “estás equivocada, tu manera de pensar y actuar no es correcta, por eso te voy a dar un consejo: En la vida hay un tiempo para cada cosa, y todo no es pasear y jugar hay un tiempo para trabajar y si no lo haces vas a pasar grandes apuros.”
Pero la ranita pensó que la abeja también estaba equivocada - “Yo si soy inteligente pues mientras ellos trabajan yo juego y paseo, y como yo tengo la razón, pierden su tiempo pues nadie me hará cambiar de opinión.”
Pasaba por allí una niña que la escuchó y le preguntó:


- “¿Por qué dices eso Ranita verde, porque no oyes la opinión de los demás? No siempre tiene uno la razón, hay que tomar en cuenta el criterio y los buenos consejos de los demás, a veces uno está equivocado y debe cambiar la forma de pensar y de hacer las cosas.” - ”Yo no tengo que cambiar mi forma de pensar y hacer las cosas, pues yo sé que yo tengo la razón, hago solo lo que me gusta y se acabó”, contestó la ranita y saltando y saltando siguió su camino.
No llevaba mucho tiempo saltando cuando se dió cuenta que tenía hambre, mucha hambre, pero no importaba la vida hay que gozarla. Pasó otro rato más y su estómago le pedía a gritos, aunque fuera un gusanito.
- “Volveré a mi charca”, se dijo, “cogeré provisiones que seguramente mi madre me dará y saltaré por los montes y charcas jugando y paseando.”
Cuando llegó a la charca donde estaba su familia y le dijo a su madre que le diera provisiones, esta le contestó:
- ”Todo el mundo te aconsejó y no quisiste cambiar de opinión, ahora arréglatelas como puedas y goza la vida, pero sin comer, porque el que no trabaja no come”.

Y el pájaro carpintero que andaba cerca agregó:

- ”Y el que no oye consejos no llega a viejo.”


EL ROBLE Y LA CAÑA

A la orilla de un río había un roble, y a sus pies crecía una caña. A menudo, el árbol miraba a la caña y le espetaba:

- “Mira qué pequeña y débil eres. Hasta un simple pajarillo es para ti un grave peso; la brisa más ligera que riza la superficie del agua, te hace bajar la cabeza. En cambio, mírame, mi frente detiene los rayos del sol, desafía también la tempestad”

- “No te apures – le respondía la caña -. Los vientos no son tan temibles para mí como para ti. Me inclino y me doblo, pero no me quiebro”.

Un día llegó una gran tormenta. La caña se dobló a un lado y a otro…mientras que el roble trató con todas sus fuerzas de mantenerse erguido. No obstante, el viento  lo arrancó de cuajo.



Relee estas dos historias y pregúntate quien de los personajes tiene razón en todo y si es bueno ser tan rígido en su pensamiento.



Espero que os haya gustado.



Un besazo. 

 

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1 comentarios

  1. Jo, que pena me ha dado la ranita!! Voy a escuchar las opiniones y consejos de los demás!

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